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Castillos en el aire

En fin...

Sobre lo de que esta tarde me hayan ROBADO quince euros así porque sí y descaradamente y se hayan reído de mí en toda mi cara no diré nada porque me da demasiada vergüenza explicar la forma tan estúpida de cómo ha sido. Mis ganas de llorar “después de” lo corroboran. Así que simplemente plasmaré aquí mi indignación por este hecho y después de hoy me olvidaré de él para siempre. He dicho.
En otro orden de cosas comentaré que todavía/sólo queda un mes para terminar el curso, que me está gustando mucho. Mañana saldremos a hacer fotos por ahí y espero que luego salga algo medio decente, aunque es increíble lo feliz que puede hacerte crear una fotografía desde el principio hasta el final a pesar de que la foto no sea demasiado buena. Es tuya y eso es lo que más te enorgullece.
Por eso ahora no me importa demasiado madrugar. Hacía mucho que no pasaba eso, y no me importa caminar hasta llegar allí, ni me importa tener clase con este sol. Creo que nada de eso me importa.
Sí me importa haber ido a tomar un café con alguien a quien me apetecía muchísimo ver y con quien me lo he pasado genial y que ella haya tenido que invitarme por el hecho citado arriba del cual ya casi ni me acuerdo :)
Pero bueno, de lo malo junto con ese dinero se desprendía de mí la tontería de pensar que todo el mundo es bueno, y al menos he ganado el que no me vuelva a pasar nada parecido. Nunca. Eso seguro.

2 comentarios

po -

pues ahí te va un helado grandísimo de mi carrito de helados, que es gratis y viene fresquito :)

Roberto Zucco -

Cuando yo daba clases de teatro, como ejercicio les mandaba a mis alumnos/as a conseguir treinta euros. Tenían que convencer a la gente a que se los regalara, en plena calle. Tal vez el que te los ha quitado estaba haciendo un ejercicio como el mío, solo que más "radical". Un beso.